Balneario de Lugo. Las aguas sabias de los romanos

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Termas Romanas de LugoEl Balneario de Lugo se asienta en la ribera izquierda del río Miño, en cuyo lecho, muros de hormigón romano perpetúan su origen, muy cercano al puente romano de la Vía XIX que conectaba con el resto del Imperio, y a los pies de la colina en la que se asentaba Lucus Augusti, hoy la capital lucense, y en origen el campamento militar de cuya muralla disfrutamos hoy como Patrimonio de la Humanidad (inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial el año 2000).

Este asentamiento natural a partir de la topografía, la hidrografía y su posición estratégica en la Gallaecia, vienen definidas por los manantiales de aguas sulfurado-sódicas, bicarbonatadas y termales, con una temperatura de 43,8ºC, que todavía hoy brotan, en los originales pozos romanos, aunque la propiedad haya procedido a facilitar nuevas instalaciones de captación.

Termas Romanas Balneario de LugoEl testimonio de su origen y de sus estructuras se manifiesta en el manuscrito de 1811 de D. Cristóbal Bal Tomas “Historia, clasificación y virtudes de las aguas minerales en general, y de las más célebres en España en particular, con el mejor modo de analizarlas”, en el que aparecen clasificadas las aguas de los Baños de Lugo como sulfurosas.

De la misma época y, datado en 1812, es el plano del ingeniero Giraldo, que se conserva en el Archivo del Ejército (Reg. General de Ingenieros), y que hoy nos acompaña en su descripción. En 1817 el médico titular de Lugo y de sus hospitales civil y militar, Jose Sanjurxo y Mosquera escribe el libro “Descripción del Baño termal de la Ciudad de Lugo” que constituye el primer gran testimonio del uso médico del manantial.

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